9788491650324 by Bernabé Dalmau

autor:Bernabé Dalmau
La lengua: cat, spa
Format: epub
publicado: 2017-06-14T08:53:33+00:00

La gran Carta a los Romanos

Si calificamos de “grande” esta carta paulina es porque resulta significativo que tan pronto (nos encontramos en el invierno de los años 57-58) se dirija a una comunidad ya consolidada en la capital del Imperio y exprese el deseo de conocerla. Pero el título de “grande” también lo merece significativamente por el rico y maduro contenido doctrinal, como veremos a continuación. En efecto, durante quince años de actividad intensa Pablo fue evolucionando mentalmente, y lo expresó en sus escritos, en función de la diversidad de los destinatarios y de las situaciones que obligan al autor a hacer un camino. La evolución de su pensamiento está ligada por otra parte a la forma literaria con que se expresa. Los primeros escritos son simples cartas, notas al fin y al cabo (acabamos de citar la Segunda Carta a los Corintios como una posible fusión de dos o tres de estas notas), pero poco a poco el apóstol entra en las reglas de juego literario, hasta convertirse en un auténtico escritor. La Carta a los Romanos es el punto culminante de todo este trabajo. Y el más extenso.

Lo pudo hacer con una relativa tranquilidad. El hecho de organizar durante veinte años colectas para la comunidad de Jerusalén avalaba que no tenía nada en contra de aquella necesitada Iglesia, de matriz judeocristiana, y que él estaba exento de todo afán de poder. Así pues, con la satisfacción de haber consolidado las primeras comunidades evangelizadas y el sueño de llegar a tierras lejanas escribe a unos cristianos que no conoce pero que sabe que la fe de los romanos es notoria en todo el mundo. Pensando que Roma también le podría ser un buen punto de partida para futuras misiones. Pedro aún no había llegado allí, pero la movilidad de las personas por el Mediterráneo explica que en la capital en los años cuarenta ya hubiera cristianismo.

Pablo se mueve dentro del estilo sapiencial del Antiguo Testamento (siempre es bueno recordar que Pablo no había conocido al Jesús histórico y que cuando escribía aún faltaban años para la redacción del primero de los evangelios, el de san Marcos), y a partir de aquí razona de acuerdo con la tradición literaria bíblica, que se mueve entre paralelismos y repeticiones de palabras, expresiones, formas. Pero también usa la retórica grecorromana para así persuadir, y consiguientemente en la Carta a los Romanos se encuentran los tres factores clásicos que contribuyen a la calidad de un discurso: la autoridad de quien habla, la argumentación del discurso y las emociones que pretende suscitar. Estos elementos hacen que las subdivisiones temáticas de la carta puedan ser discutidas. Hay quien verá en este texto mayor el esquema proposición-narración-demostración. Pero, incluso el que no encuentre aquí tanto cojín literario, la posibilidad de unas auténticas bases formales le hará tomar una beneficiosa distancia respecto a presupuestos teológicos.

En todo caso, está claro que san Pablo toca “unos temas” (dejémoslo así, vagamente), y es sobre algunos de los más importantes que habrá que decir algo.

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